Cocina tu vida, porque si no lo haces se volverá insípida.
Desde que cocino aprendí que también la vida hay que cocinarla.
No es que se me haya despertado una nueva afición.
Ya tengo bastantes aficiones.
De cualquier manera al cocinar he descubierto muchas cosas que han mejorado el sabor de mi vida.
A mi mamá le encantaba cocinar y lo hacía bien. Toda la familia guarda en su recuerdo las delicias que preparaba en un momento.
Yo creía que la imaginación que ella tenía para la cocina yo la había heredado para escribir.
La verdad es que para escribir también se cocina, con las palabras, y al emplearlas con acierto se da buen sabor a lo escrito.
El otro día preparé un wok de verduras. Me encantan las verduras.
En mi imaginación saboreaba cada uno de los ingredientes que añadía: pimienta, romero, perejil, aceite, vino, y alguna hierba de esas que compro cuando viajo o voy a alguna feria.
La cuestión es que conseguí un conjunto muy sabroso.
Pues resulta que en la vida ocurre lo mismo.
Me asombra cuanta gente se aburre o no sabe qué hacer.
Y con la que nos está cayendo peor, al no poder salir.
La verdad es que yo encuentro la vida maravillosa, fuera y dentro.
Hay que sazonarla, como las verduras.
Pensamientos positivos, energía vital, pizca de alegría, sonrisas, buen humor, entusiasmo…
Todo eso está ahí, no hay que ir al súper. Está dentro.
Prepara un plato sabroso, ese que es el favorito de tu hijo, o de tu esposa o esposo, de tu amigo, de quien está cerca de ti.
Recuerda que la persona que está más cerca de ti, eres tu.
Pon mucha ilusión y paciencia al prepararlo. Disfruta mientras lo cocinas.
Aprecia con los sentidos cada ingrediente: huele, toca, prueba, escucha, mira.
Disfruta de ese plato y guárdalo bien en tus recuerdos.
Cuando la vida te resulte gris, busca el recuerdo de ese plato favorito y aplica la preparación a tu vida.
Aprecia con todos los sentidos lo que te rodea.
Si no encuentras manera de sonreír, ponte delante del espejo y haz muecas.
Mira con todos los sentidos y verás que te aguarda toda una sinfonía de colores, sonidos, olores, sabores y texturas.
Recuerda que si dejas pasar algún momento de tu vida, no volverá, ya te lo habrás perdido para siempre.
Cocina tu vida y aprenderás que con los mismos ingredientes, nunca sabe igual.
Jesús Muñiz González
Un sueño que hace soñar
Un sueño que hace soñar. Un corazón que transforma “los lobos” en “corderos”.
«No con golpes», «Algún día lo comprenderás».
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