Teatro al estilo de Don Bosco, eso es lo que queremos en el grupo de teatro Camaux.
Hemos ensayado todos los jueves hasta el día del estreno en el Cine Salesianos para la catequesis de María Auxiliadora.
Me encanta escuchar el alboroto de los niños, impacientes porque empiece la función.
Es el momento de salir con el telón bajado y presentar la obra, conseguir el silencio para que se abra el telón y comience la magia del teatro.
Entre bastidores veo las caras de los niños y es un milagro verlos tan quietos y atentos a todo lo que ocurre en escena.
Los días de ensayo han sido pocos y hay muchos fallos, pero no importa, el entusiasmo y alegría de los actores lo suple todo.
Antes de empezar siempre les digo lo mismo:
«Si vosotros disfrutáis, todos disfrutarán. Don Bosco y María Auxiliadora nos echarán una mano».
Y no me cabe duda de que así es. Los niños ríen, aplauden y se meten en la historia.
Después de estrenar, nos vamos a Bembrive, luego a Mondariz y por último a Beade.
En total recaudamos más de mil euros para la Fundación Lusekelo-Alegría. Además de educativo, es un teatro solidario con los más débiles.
La obra se titula:
La princesa mal hablada.
Don Lorenzo, el párroco me pregunta sonriendo pícaramente:
─¿Y la princesa dice tacos?
─Hay que verla, ─le contesto.
En total este año he reunido a 24 personas sobre el escenario.
Dificultades para los ensayos, todas.
Creo que solo en el ensayo general estuvieron todos y en las dos últimas representaciones hubo suplencias.
La princesa se estrenaba como protagonista y era todo un manojo de nervios, con un entusiasmo y unas ganas que daba gusto.
Su mamá me decía que cada vez que veía la obra le gustaba más y que se reía un montón.
La obra, como siempre además de divertir, tiene un fin educativo.
Todo comienza en el lejano reino de Nagara Bundah.
La reina va a dar a luz a una niña.
Pasan los años y los reyes de Nagara Bundah están un poco desesperados: no entienden a su hija.
Podría parecer normal que unos padres no entiendan a su hija adolescente.
En este caso, es que no la entiende nadie. Habla raro. Aunque alguien sí la entiende, Ceferino, el mayordomo. Es muy listo este mayordomo.
Los reyes deciden poner un bando ofreciendo un saco de monedas de oro a quien haga hablar bien a Viviana, la princesa.
En un pueblecito del norte de España, se jubila el maestro.
Su médico le recomienda que siga activo y para ello le dice que escriba sus memorias como maestro y que camine todos los días.
El buen maestro sin más se pone a caminar hacia donde sale el sol.
Un día llega a Grecia y ve el bando de los reyes de Nagara Bundah.
Y decide dirigirse hacia allí para ganar el saco de oro.
El maestro es muy bueno y piensa que con ese oro podrá ayudar a mucha gente.
En Atenas se tropieza con una simpática mujer que lo invita a comer.
En el reino de Nagara Bundah comienzan a llegar maestros con ánimo de ganarse el saco de oro.
Primero un maestro tibetano, que se vuelve turulato por la forma de hablar de la princesa.
Luego una maestra rusa, con acento andaluz, que le canta una canción a ritmo de pasodoble y no consigue nada.
La princesa sigue en sus trece. Está convencida de que habla bien.
Nuestro buen maestro cruza el desierto y se encuentra con un buen árabe que le invita a comer. En la India contacta con un encantador muchacho que también le ayuda a llenar la panza.
Luego en la China, un matrimonio chino, lo invita a su casa y le ofrece un espectáculo de teatro muy bello, además de satisfacer su apetito.
En el reino, un maestro mejicano intenta que la princesa hable bien, pero no lo consigue y se marcha fracasado pero cantando.
Al fin, nuestro buen maestro llega a Nagara Bundah y una vez que escucha a la princesa, se da cuenta de cuál es el problema y le busca solución. Siguiendo las instrucciones del maestro la princesa habla perfectamente. Todos acompañan al maestro de regreso al pueblo y terminan en una gran fiesta.
El aspecto más interesante y de valor educativo es la manera de enseñar del buen maestro.
Primero analiza el problema y luego le busca solución personalizada.
Lo importante es entender al alumno.
También se ponen de relieve en la obra como personas de diferentes culturas acogen bien al extranjero, como valoran la presencia del que llega abriéndole la puerta de su hogar y atendiendo sus necesidades primarias.
Otro valor a destacar es el entorno familiar y de amistad que en definitiva conforman el hogar entrañable de cada persona, allí donde uno es verdaderamente feliz, donde la gente te conoce y te quiere, allí donde está el verdadero hogar.
Como es teatro, cada espectador puede descubrir estos y otros valores, porque ante una misma escena, igual que ocurre en nuestra vida ordinaria, cada uno interpreta la realidad de forma diferente y al compartir nuestros puntos de vista nos enriquecemos.
Seguiremos en esta andadura de talante salesiano, haciendo teatro al estilo de Don Bosco.
Jesús Muñiz G.
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