Junio de 2021, a mis hermanos Salesianos y a todos los miembros de nuestra Familia Salesiana
El 18 de diciembre de 1859, junto con el sacerdote D. Víctor Alasonatti, un grupo de 16 jóvenes se reunieron en la habitación de Don Bosco para darle una respuesta a la propuesta que les había realizado nueve días antes.
El sí no había que darlo por descontado porque desde el inicio de la obra de los Oratorios, Don Bosco había sufrido no pocos desengaños con algunos de sus colaboradores o con muchachos que le habían dejado después de haberles colmado de atenciones y darles una formación con títulos oficiales.
Pero aquel grupo de veinteañeros, que se convirtieron en nuestros padres fundadores, era distinto.
Habían convivido con Don Bosco y formado parte de la Compañía de la Inmaculada.
De la experiencia de esa convivencia para compartir vida, sueños y misión surgió su sí y nació nuestra Congregación.
Miguel Rúa tenía 22 años, Juan Cagliero y Juan Bautista Francesia 21, el más joven Francisco Cerrutti, tan solo 15.
De los 17 que aceptaron la propuesta vocacional que Don Bosco les hizo, con el paso del tiempo 5 se volvieron atrás.
Ellos, como nos recordó Don Pascual Chávez, en su carta escrita con ocasión del 150 aniversario de aquel acontecimiento, fueron los fundadores de la Congregación.
Por ello debemos narrar a nuestros jóvenes la historia de los comienzos porque como salesianos tenemos una hermosa historia que recordar y, al contarla, tenemos una historia significativa que rehacer.
Aquellos jóvenes respiraron en Valdocco un aire de santidad.
Don Bosco no se conformó con generar sólo un buen ambiente donde estar a gusto, sino que supo realizar propuestas diversificadas y plantear metas valientes y asequibles a sus muchachos.
Con profundidad espiritual y sabiduría pedagógica , reunió a los que él vio mejor preparados para proponerles quedarse con él y entusiasmarlos con la misión.
Ayer como hoy, no faltaban las dificultades.
Con veintipocos años dar el paso para ser “fraile” no resultaba nada fácil.
La sociedad italiana había prohibido sólo cuatro años antes las congregaciones religiosas y la prensa anticlerical tildaban a quienes entraban en ellas de “medio hombres” y “aprovechados de la sociedad moderna”.
Pero las dificultades nunca doblegaron el tesón de Don Bosco, convencido del camino que la Virgen le había trazado en repetidas ocasiones.
En la intimidad de aquella habitación nació nuestra Congregación con una llamada a la santidad, a la consagración a Dios y a la misión por los jóvenes abandonados y en peligro.
La Congregación Salesiana se meció en las rodillas de mamá Margarita con un grupo de jóvenes que fueron fundadores de ella.
Del corazón de Don Bosco nació un vasto movimiento de personas convocadas para la salvación de la juventud desde repuestas vocacionales diversas en una gran familia espiritual, la Familia Salesiana.
La memoria de nuestra historia y repensar las intuiciones de Don Bosco, sigue dándonos criterios y orientaciones para el presente.
“Es de desear que este hecho fundacional nos ayude a implicar cada vez más a los jóvenes de hoy en el compromiso apostólico por la salvación de otros jóvenes.
Estar implicados significa llegar a ser terreno en el que crece con naturalidad la vocación consagrada salesiana.
¡Tengamos el valor de proponérsela a nuestros jóvenes!”
Un fuerte abrazo
Fernando Sánchez García
Inspector SSM
Da gusto ver a gente tan joven y tan entusiasta rodeando a Don Bosco, dándole el sí a la dificil y árdua tarea de poner en marcha la Congregación. Hoy tantos años después, ha crecido, se ha extendido por todo el mundo y la Asociación de Antiguos Alumnos es muy grande. Cuanto bueno sería para nuestra Asociación local, que algunos jóvenes entusiastas de la persona de Don Bosco vinieran a la Asociación trayendo savia joven y entusiasta para seguir contagiando a nuestra ciudad de ese espíritu alegre y vital del carisma salesiano. Si algún joven lee mi comentario es posible que me diga con el pensamiento: ¿Me estás retando?. Pues si, te estoy retando joven a ver si eres capaz de dinamizar esta Asociación, que aunque los que estamos tenemos el espíritu joven, no vamos a durar mucho.