Buenos días otoño, bienvenido.
Siempre se habla de la primavera como el período que renace de las cenizas del invierno, y muchas veces nos olvidamos de darle al otoño, toda la importancia que merece.
El otoño, como final de una etapa, y por todo cuanto ha vivido, es generoso por su capacidad de desprenderse de las hermosas hojas de sus árboles, atornasoladas de tan bellos colores de sangre y oro.
Deja que el viento las arranque y los despoje de sus vestiduras, dejándolos desnudos.
Da con generosidad lo mejor de sus bosques dejándolos agónicos, casi sin vida, para que adormezcan el sueño del invierno y con él recuperen su savia regeneradora, para poder recibir los brotes tiernos de la primavera.
El otoño, sacrifica el esplendor de sus campos, el último calor de sus días, cada vez más cortos, para dejar paso al gélido invierno, para que devaste con todo, y así una vez muerta la naturaleza, reviva una y otra vez, cada primavera.
Es la secuencia de la vida, la reencarnación de las hojas, las flores, los frutos, donde el astro rey vuelve a calentar con fuerza.
Es como nuestra propia vida, pero muy corta, apenas unos cuantos meses.
Cada estación tiene su cometido, pero el otoño es a mi parecer, la etapa más sabia por haber vivido los meses más esplendorosos, la explosión de toda la belleza de la naturaleza, y siendo él todavía muy bello, no duda en deshacerse de su hermosura para poder dar de nuevo el protagonismo a la primavera, al verano y así poder año tras año, seguir el ciclo de la vida.
Maite Serra Sorribes
La verdad es que me encantan todas las estaciones, porque no hay una sin la otra. Como pintar es una de mis aficiones, el otoño, tan rico en colores, luminosidad y movimiento, es un gran estímulo para manchar lienzos, imitando a la naturaleza, creando tantos paisajes impresionistas.