A Francisco se le resiste la Curia Vaticana.
Ningún Papa desde el Concilio Vaticano II hace amigos intentando reformar la poderosa y conservadora Curia Vaticana.
La Curia Vaticana se resiste a ser reformada.
¿Qué podemos aprender de estos intentos de reforma?
En primer lugar, ningún documento, ningún esfuerzo, podrá reformar completamente la Curia.
Como la Iglesia, debe ser “semper reformanda”, es decir, siempre reformada.
Las estructuras deben estar abiertas al cambio constante para satisfacer las necesidades de la Iglesia.
En segundo lugar, la reforma no siempre es barata.
Costó millones limpiar el Banco Vaticano, pero Benedicto XVI logró lo que nadie creía posible. Pero sólo fue un comienzo.
También hay que sanear otras oficinas financieras de la jerarquía vaticana, especialmente las que controlan las compras, las inversiones y los bienes inmuebles.
El Vaticano ni siquiera tiene registros adecuados de sus propiedades inmobiliarias en Roma:
¿Dónde están, quién vive en ellas y cuánto es el alquiler?
(Resolver estos misterios podría ayudar a compensar el costo de la reforma: Si el Vaticano cobrara alquileres como manda el mercado, podría acercarse a equilibrar su presupuesto).
En tercer lugar, la mayor debilidad del Vaticano, y de la Iglesia en general, es la poca pericia en la gestión de recursos humanos.
Sin un buen departamento de recursos humanos, las grandes organizaciones se meten en constantes problemas.
Un buen departamento de recursos humanos implica reclutar, seleccionar, contratar, formar, supervisar, recompensar y, si es necesario, despedir a los empleados.
La Iglesia no es buena en nada de esto.
A Francisco, en particular, no le gusta despedir a nadie.
Los funcionarios vaticanos quieren que el Papa se deshaga de los empleados y de los asesores mejor pagados.
Sin embargo, si se quiere un equipo ganador, hay que pagar por un buen entrenador. Además, si las condiciones de los empleados son tan malas en el Vaticano, ¿por qué prácticamente ningún empleado del Vaticano se va a trabajar a otro lugar?
¿Por qué hay cientos de italianos intentando conseguir un trabajo en el Vaticano?
La opinión de muchos es que una mejor organización de las comunicaciones y una buena oficina de recursos humanos ayudarían mucho a mejorar la moral de los empleados.
En cuarto lugar, la percepción más importante de Francisco es su reconocimiento de la necesidad de cambiar la cultura de la Curia.
Sus ataques al clericalismo parecen haber tenido éxito, al menos en parte.
Los clérigos han adoptado una vestimenta más sencilla.
Los funcionarios de la Curia escuchan más cuando se reúnen con los obispos de todo el mundo.
No se sabe si esto es el resultado de una verdadera conversión o de un deseo de avanzar, pero el efecto es visible.
En quinto lugar, para reformar la Curia, hay que sustituir a algunas personas.
Pablo VI lo reconoció cuando impuso la dimisión obligatoria a los 75 años.
Pero esperar hasta que un cardenal problemático alcance la edad de jubilación no es una forma eficiente de dirigir la Curia Vaticana.
Al principio de su pontificado, Francisco destituyó al cardenal Raymond Burke de una posición de autoridad, pero la reacción de los conservadores fue feroz.
Un Papa debería poder enviar a casa a cualquier clérigo que no esté de acuerdo con su agenda.
No hace mucho, Francisco exigió la renuncia de otro cardenal, Angelo Becciu, implicado en un escándalo inmobiliario en Londres.
Incluso esta separación fue problemática porque no se dio ninguna explicación concreta. Sería más sencillo sustituir a los altos cargos del Vaticano si no fueran cardenales o arzobispos.
Los cardenales y arzobispos son nombrados de por vida.
Degradarlos es impensable.
Hay que buscarles otro puesto en el Vaticano o hacerles responsables de una gran arquidiócesis en su país de origen.
Este es el defecto fatal de la gestión de los recursos humanos en el Vaticano.
Todo CEO con experiencia sabe que pueden ser necesarios dos o tres intentos antes de encontrar a la persona adecuada para el puesto.
Si los prefectos y secretarios de las congregaciones siguen siendo cardenales y arzobispos, los papas se quedarán con gente que no encaja.
Perdonadme, pero no espero que la reforma de la Curia de Francisco tenga más éxito que las anteriores. Es mi opinión. Y Ojalá me equivoque.
Luciano García
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