Qué es la oración para mi, es la cuestión que me suscitó un whatsApp que llegó a mis manos.
En el se reflexionaba sobre el significado de la oración, artículo que por lo visto, había editado un periódico.
La descripción de diferentes formas de orar, y lo que suponía para el autor del mencionado artículo la oración, me hizo preguntarme que era para mí, y que me podía aportar.
La verdad es que me impresionó gratamente, el abanico tan amplio de formas de oración que describía el autor.
Hablaba del poder de la oración en el sentido de que, para muchas personas seguramente, la oración es muy común y confían plenamente en ella.
Sin embargo, para los que no creen, o creen poco en su poder, explicaba que hay estudios científicos que demuestran que este poder es cierto.
Han podido demostrar que las personas que rezan superan mejor las enfermedades, las frustraciones, los problemas en general y suelen ser personas más positivas, y más satisfechas con la vida.
Ante esto, medité en cómo era mi oración, y sentí que probablemente, no había valorado suficientemente, el hecho de rezar.
En este sentido recordé, varias homilías en las que resaltaban la confianza que teníamos que depositar en Dios, haciendo que lo sintiéramos muy cercano, como un padre, un hermano, un amigo, por lo cual nuestra oración tenía que ser como una conversación íntima con Él.
Personalmente las plegarias estándares no me satisfacen ya que para mí la oración, hasta ahora, ha sido una conversación con el Señor, o la Virgen.
Hablando a mi manera con ellos, aunque demasiadas veces, se centran sólo para pedir perdón reconociendo mis fallos, dar gracias por lo recibido y para hacer alguna petición para mí, o muchas veces, para los demás, conocidos o no.
Estas oraciones las suelo realizar brevemente, por la mañana y por la noche, de una manera bastante mecánica, siendo más extensas cuando quiero hacer alguna petición especial.
En alguna ocasión puedo acudir a la iglesia, al altar del sagrario, a orar, lo que denomino como hacer la visita, cosa que aprendí de pequeña, así lo expresaban en mi parroquia.
Esta reflexión sobre mi forma de rezar me ha sido muy efectiva, porque pienso que ahora soy más consciente de la importancia de la oración, y rezo con más fervor, con más esperanza y más confianza que antes.
Maite Serra Sorribes
Creo que lo fundamental para orar es la actitud, la disposición con la que oramos. Tenemos la oración por excelencia que nos presenta el evangelista San Mateo: el padrenuestro. Creo que meditando cada una de las siete peticiones hallaremos todo aquello que necesitamos pedir, pues todas ellas se reunen en la petición por excelencia: «hágase tu voluntad». Ya el comiendo de la oración nos da las pistas: «Padre», nuestra disposición es la de hijo, y cuanto más pequeño, mejor. «nuestro», no mío, sino de todos, eso nos da otra pista, la de la fraternidad.