Última oportunidad para la reconciliación. Me explico, se acercan las Navidades, ya falta poco, y sólo quedan escasos días para reconciliarnos antes de que lleguen las fiestas Navideñas.
Reconciliarnos ¿Para qué y con quién?
Pienso que es una oportunidad para que esta Navidad sea de verdad, una celebración de paz y amor.
Es importante que ante todo estemos bien con nosotros mismos.
Debemos aceptarnos, rectificar en lo que nos parezca oportuno, perdonarnos a nosotros mismos y darnos una oportunidad.
Dado este paso, el siguiente es la reconciliación con los demás.
Sí tenemos algo no resuelto con alguien; seamos o no culpables, ha llegado la hora de solucionarlo.
Aprovechemos la oportunidad que nos brindan estas fechas, tan propensas a sentirse bien con todo el mundo, que se respira un aire de concordia y fraternidad.
Sí hay cuentas pendientes con alguna de las personas con las que compartimos mesa y mantel, se nos va hará difícil este ágape, incluso desagradable, y sería una pena.
¿Por qué sufrir en lugar de gozar de este encuentro familiar, o de amistad?
Opino que es beneficioso reflexionar.
Estoy convencida de que merece la pena dar un paso al frente para la reconciliación.
Dejemos a un lado los prejuicios y el rencor, que sólo nos amarga y resta bienestar.
En consecuencia, os invito a que pongáis vuestro empeño, en que las fiestas Navideñas, las disfrutéis con el corazón lleno de paz, sin cuentas pendientes.
Es ahora cuando se os presenta la última oportunidad para la reconciliación, ¡Aprovechadla!
Está muy bien lo que dices sobre la reconciliación: reconciliación con uno mismo, y reconciliación con los demás: Y yo me pregunto: ¿y con Dios no tenemos que reconciliarnos? Echo n falta la dimensión espiritual, religiosa en la celebración de la Navidad. Y no basta con poner un nacimiento o unn belén en casa. Tampoco basta con suponerlo.
Una reconciliación humana y muchas veces sólo para el tiempo que duran las fiestas; luego volvemos a las andadas y muchas veces peor que antes.
Tienes razón, probablemente lo primero sería la reconciliación con Dios, pero pienso que a través de nosotros mismos y de nuestros hermanos en Dios, es posible que indirectamente también hagamos esta reconciliación con Dios