San Valentín, el día 14 de febrero se celebra la fiesta de San Valentín considerado el patrón de los enamorados, pero esta celebración va mucho más allá del amor que se profesan las parejas enamoradas, se puede considerar como el día del Amor o del Enamoramiento en general, porque ¿quién puede decir que no siente amor por nada o nadie, o no está enamorado de nada o de nadie?
Si reflexionamos si lo pensamos con atención, seguro que encontraremos un montón de cosas por las que sentimos admiración preferencia, o una estimación especial, y lo mismo pasa con las personas por lo que podemos decir que estamos enamorados de esto, aquello o de esta u otra persona.
Parece ser que San Valentín se viene celebrando desde muy antiguo. El hecho que la Iglesia celebre San Valentín como Santo que representa el Amor, se debe a que fue un hombre bueno que en toda su vida practicó la Misericordia con sus semejantes y en toda su trayectoria aplicó el Amor Cristiano. Por otro lado y desde el punto de vista más romántico considerado el Amor entre parejas, desposó a hombres que estaban en la cárcel con sus amadas.
No sé desde cuándo en lo que hemos venido llamando “El día de los Enamorados”, se viene obsequiando con regalos a nuestra persona amada de la que nos sentimos enamorados, pero se me antoja que aunque cualquier presente puede ser muy bien recibido, seguramente nos agradaría más que viniera acompañado de un “Te quiero”, frase que en tantas ocasiones nos cuesta mucho decir, ya que damos por sentado el amor que profesamos a la persona querida pero siempre es bueno recordárselo ya que es muy gratificante.
Cuando hablo de expresar nuestros sentimientos de Amor, no tienen por qué ser sólo para nuestras personas más allegadas, opino que pueden ser extensibles a cualquier persona amiga, por la que sintamos un efecto especial.
Amor, cuánta tinta se ha derramado con esta mágica palabra, en cuántas narraciones, films y poesías, en cuántas melodías hablan de él, en cuántas homilías no falta este vocablo, en qué sesión de terapia no se cita, pero lo que de verdad nos impacta, es cuando lo experimentamos en nuestro interior, es un sentimiento tan profundo y placentero que no se puede describir con palabras.
Amar y ser amado nos enaltece. Sentir Amor por lo más pequeño, lo más insignificante, lo hace grande, inmenso.
El Amor es el motor de la vida, no lo desperdiciemos y estemos alerta a todo cuanto nos pueda despertar este AMOR.
Sin embargo, no hay que confundir el verdadero Amor que es generosidad y aceptación del otro, con un sentimiento de egoísmo y posesión, por lo que el mejor ejemplo de Amor es el que Dios nos enseña, y que la humanidad pudo percibir directamente, a través del testimonio que nos dejó la venida de Jesucristo a la tierra.
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