Marzo de 2022. A mis hermanos salesianos y a todos los miembros de nuestra Familia Salesiana
El salesiano no se deja abatir por las dificultades, pues confía plenamente en el Padre. Inspirándose en el humanismo de S. Francisco de Sales, cree en los recursos naturales y sobrenaturales del hombre, aunque no ignora su debilidad. No se lamenta del tiempo en que vive. Está siempre alegre y difunde esa alegría. Es abierto, cordial y está dispuesto a dar el primer paso y a acoger siempre con bondad, respeto y paciencia.
En este mes de marzo he querido arrancar las palabras de las Buenas Noches con estas frases de las constituciones de los Salesianos de Don Bosco, que recogen elementos fundamentales de nuestro espíritu salesiano; de nuestra actitud ante la vida; de nuestra forma de mirar y situarnos ante la realidad.
Son palabras que definen lo que somos o lo que estamos llamados a ser y que pueden hacernos reflexionar desde la situación vital en la que cada uno nos encontramos.
Y lo hago, en un mes en el que viviremos una Cuaresma más en nuestra historia personal.
Una oportunidad para reflexionar sobre nuestro seguimiento de Jesús y la incidencia que Él tiene en nuestra manera de vivir.
Vivimos tiempos que no son nada fáciles y precisamente por ello, no podemos permitirnos que esta Cuaresma pase de largo por nuestra vida de una forma superficial, sin estimular y fortalecer nuestra fe.
El papa Francisco nos invita en su mensaje para este año a no cansarnos de hacer el bien, a renovar lo esencial de nuestra vida, a fortalecer nuestra confianza en el buen Dios que camina con nosotros, a tomarnos muy en serio el camino de una conversión auténtica y profunda que deja paz en el corazón porque
frente a la amarga desilusión por tantos sueños rotos, frente a la preocupación por los retos que nos conciernen, frente al desaliento por la pobreza de nuestros medios, podemos tener la tentación de encerrarnos en el propio egoísmo individualista y refugiarnos en la indiferencia ante el sufrimiento de los demás.
La Cuaresma puede activar en nosotros, en lo más íntimo de nuestro corazón, ese deseo de Dios para que, con Él a nuestro lado, no desfallezcamos.
No nos cansemos de hacer el bien, no nos dejemos abatir por las dificultades, ni dejemos de ser con nuestra vida, ese signo de esperanza y de alegría que Dios quiere seguir regalando a las personas que viven con nosotros.
Os animo de corazón, a quienes leéis estas Buenas Noches, a que esta Cuaresma tenga incidencia en vuestra vida y produzca algún fruto.
Os animo a poneros delante del buen Dios y pedirle la fuerza y la paz que nos ayuda a seguir siendo sus testigos y a no dejar nunca de sembrar.
No nos cansemos de orar, porque lo necesitamos de verdad.
Nadie se salva solo y esta Cuaresma nos puede ayudar a experimentar el consuelo de la fe en Dios sin el cual no podemos tener estabilidad.
No nos cansemos de extirpar el mal de nuestra vida para cambiar todas aquellas situaciones personales que oscurecen la luz del Evangelio.
No nos cansemos de celebrar con profundidad el sacramento de la Reconciliación, sabiendo que Dios no se cansa nunca de perdonar.
Y no nos cansemos de hacer el bien, de ser un sacramento para las personas con las que vivimos, de encarnar con gestos concretos esas actitudes de alegría y cercanía salesiana con las que he empezado estas palabras y que reflejan la esencia de nuestro espíritu.
No nos cansemos de hacer el bien, porque si no desfallecemos, cosecharemos los frutos a su debido tiempo. Por tanto, mientras tengamos la oportunidad, hagamos el bien a todos(Gal 6, 9-10ª).
Un fuerte abrazo
Inspector SSM
Son buenos consejos los que da D. Fernando en estas Buenas noches, como todos los que suele dar. Lo difícil es llevarlos a la práctica. Para ello hay que hilar fino espiritualmente. Pero… ¡ánimo, no hay nada imposible con la ayuda de Dios y de Mª Auxiliadora!