Mayo de 2022. A mis hermanos salesianos y a todos los miembros de nuestra Familia Salesiana.
No, no, exclamó Don Bosco, alargando los brazos para corregir a su secretario. Quiero decir que la Virgen está aquí, precisamente, ¡aquí en medio de vosotras! La Virgen se pasea por esta casa y la cubre con su manto.
Esta conocida escena del año 1885, sucedida en Niza tras las profesiones de las Hijas de María Auxiliadora, podría parecerle para quien es ajeno a la familia salesiana, un recurso poético o la ensoñación de un anciano que ha perdido el sentido de la realidad.
Pero para quienes conocemos a Don Bosco, bien sabemos que es la expresión de una convicción vital madurada a lo largo de toda su vida.
En efecto, la presencia de María acompañó la vida de Don Bosco desde su infancia.
Ella fue la maestra que le indicó el campo de su misión en los inicios de su vocación y le fue mostrando más adelante los modos para llevarla a cabo.
Ella fue la protectora que en los sueños que narraba a los jóvenes, daba refugio ante las dificultades, como aquella pequeña estatua del Oratorio que se engrandeció de tamaño para acoger entre sus brazos a los muchachos que escapaban de aquella bestia que les atacaba.
Y ella fue la madre a la que acudir con lágrimas en los ojos, para que cuidase a todos sus hijos cuando la mamá que le había dado la vida acababa de irse de este mundo.
También para nosotros, María sigue presente en nuestra vida, como maestra, protectora y madre.
En este tiempo en el que hemos echado de menos tantos encuentros de presencia física y concreta con las personas, recuperar en este mes de mayo momentos en los que expresar el cariño hacia nuestra Auxiliadora, nos puede ayudar a experimentar esa presencia de la Virgen de la que Don Bosco hablaba con tanta convicción.
Sintamos presente a María en nuestra vida y en nuestras casas.
Ella es un signo de identidad de una casa salesiana.
A ella se dirigen nuestras miradas sencillas que buscan con fe, consuelo y orientación en la vida.
Ella congregará en casa durante este mes, a niños y joven en ambiente de fiesta y alegría.
Ella nos conduce a Jesús y nos enseña a ser discípulos.
¡La Virgen se pasea por esta casa y la protege con su manto!
Un fuerte abrazo
Inspector SSM
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