Dos fiestas en una celebramos el domingo 22 de mayo.
En su día no pudimos celebrar la fiesta de San Juan Bosco – fiesta de la Unión, a causa de la pandemia, así que se aplazó para unirla a la fiesta de María Auxiliadora.
Primero acudimos al templo para celebrar la Eucaristía, unidos por un mismo Espíritu y Fe.
Al finalizar depositamos un hermoso centro de flores en el altar de Don Bosco y luego la foto con el retablo al fondo, presidiendo nuestra Auxiliadora.
A continuación acudimos junto a la escultura en la calle de nuestro querido Don Bosco.
Es cierto que peleamos para que se le situara más dignamente, como estaba antes, un poco más alto y en el centro de la plaza triangular.
Sin embargo, nuestro santo nos mandó un mensaje, nos recordó que el debe estar a pie de calle, donde están los jóvenes, las niñas de sus ojos, sus predilectos, a los que aprendió de la mano de María a educar, “no con golpes”, sino con palabras y gestos llenos de paz y amor.
Allí se hizo la foto para el recuerdo y un ramo de flores en los pliegues de su sotana de piedra.
Con calma y sin prisas nos fuimos desplazando hacia el hotel Coia, para allí seguir celebrando y compartiendo mesa, pan y vino.
Daba gusto ver las mesas redondas con caras sonrientes y felices por encontrarse de nuevo.
En total 108 comensales, de ellos, 28 pertenecían a las dos últimas promociones que hace 25 años terminaron sus estudios en el colegio.
Solo tuvimos que lamentar la ausencia de nuestro presidente, Rafael Martínez Sidrach-Cardona. El Covid-19 lo confinó en casa y desde allí mandó un abrazo para todos que fue acogido con un caluroso aplauso.
Tras una alegre y sencilla bendición de la mesa por D. Lorenzo, SDB directos de la casa, comenzó la comida, disfrutando de las bandejas de melón con jamón, la empanada, los canapés, croquetas y calamares.
La atención de las mesas, excelente, ofreciendo nuevas bandejas allí donde escaseaba algún aperitivo.
Continuó el yantar con exquisitas vieiras envueltas en una salsa deliciosa.
Y el plato fuerte, el cordero, amenizado con patatas fritas y verduras, resultó espléndido.
El postre colmó nuestro glotonería: helado regado con chocolate caliente, ya conocido como «el postre salesiano»
Los comensales se deshacían en elogios por todo, y se lo hicimos saber al director del hotel, pues las palabras de reconocimiento para quien realiza bien su labor son tan necesarias como el pago del precio acordado.
Entonces llegó el momento de homenajear a los alumnos que hace 25 años terminaron su estancia en las aulas del colegio.
Se les entregó una revista Vigobosco, una biografía de Carlo Gastini y la insignia de los antiguos alumnos.
Cada uno de los nombrados era aplaudido con manifestaciones de cariño.
Y recibían los obsequios de manos de don Lorenzo, don Luciano SDB, delegado de nuestra Asociación, don Eutimio, presidente federal, don Juan Carlos, secretario federal, y don Amador SDB, que fue profesor de los homenajeados.
A continuación, se hizo entrega de cuatro Distintivos de Fidelidad a Don Bosco de 50 años, insignia y estatuilla de Don Bosco a Benito Fernández Carrera; Begoña Fernández Prado; Carlos Suárez Riveiro y Severino Fernández Miguel. Además, ramo de flores para Begoña y esposas de Carlos y Severino.
Finalmente, el presidente de la Federación hizo entrega de un Reconocimiento de Gratitud, leyéndolo antes, a Julián Mouriño Trigo, con motivo de su centenario cumpleaños, desde siempre al servicio de los antiguos alumnos, o lo que es lo mismo, a la familia salesiana.
Así mismo se hizo entrega de un ramo de flores a su esposa.
Acompañaron en el homenaje a Julián miembros de la Adoración Nocturna de Vigo, representada por el Rvdo. D. Plácido Vázquez, director espiritual, Inocencio Rivera, secretario y Enrique Caride, directivo y antiguo alumno, todos ellos, al igual que Julián, adoradores del turno 4, María Auxiliadora.
Llovieron sonrisas, aplausos y felicitaciones y no faltó alguna lágrima emocionada entre los asistentes.
De esta manera tan brillante y emotiva se puso final a una recobrada fiesta de la Unión y fiesta de María Auxiliadora, que este año se unieron para celebrar juntos un momento inolvidable para el recuerdo.
Por eso hemos sumado y disfrutado de dos fiestas en una.
Esto me hace pensar que las celebraciones no son simplemente el momento en que se celebran, pues la celebración es el broche final a un año de vivencias en el ambiente salesiano, son los preparativos y diligencias para que todo el engranaje funcione, todo eso y mucho más.
Así que desde ahora ya estamos preparando la próxima celebración, de la que reibiréis cumplida información en esta vuestra revista Vigo Bosco.
Desde aquí puedes ver más fotos.
Muy bonito recuerdo entre amigos, antiguos compañeros, juntarse es bueno. Se destaca la humildad y cariño de todos.