Septiembre de 2022, a mis hermanos salesianos y a todos los miembros de nuestra Familia Salesiana.
El 6 de agosto de 1885, D. Bosco enviaba una carta a monseñor Cagliero para Argentina.
Tras tratar otros temas le confiaba estar preparando otra para D. Costamagna en la que le tocaría especialmente el asunto del espíritu salesiano que era necesario introducir en las casas de América:
caridad, paciencia, dulzura, nunca represiones que humillen, nunca castigos, hacer bien a quien se pueda y mal a nadie.
Esta carta fue fechada cuatro días después y en ella Don Bosco pedía a sus hijos que el Sistema Preventivo fuera siempre su característica:
que en las clases suene la palabra dulzura, caridad, paciencia.
Nunca palabras mordaces, nunca un golpe leve o suave.
La dulzura al hablar, al actuar, al avisar, gana a todo y a todos.
Bien podría escribirnos hoy a nosotros de manera semejante.
El Sistema Preventivo que Don Bosco experimentó en Valdocco no fue una teoría sobre la que dar lecciones sino una experiencia de vida junto a los jóvenes.
Por eso, estas cartas enviadas a quienes crecieron con él y ahora tenían responsabilidad de guiar la expansión del espíritu salesiano en otras partes del mundo, reflejan el cuidado de un padre para que sus hijos fueran fieles a lo vivido y al tesoro encomendado.
El Sistema Preventivo sigue siendo nuestro mejor tesoro.
Valdocco fue el lugar en el que Don Bosco realizó su respuesta vocacional a la misión encomendada por Dios en el sueño de los nueve años.
Conocer su historia nos ayuda a «superar las dificultades del presente con lecciones aprendidas del pasado».
Esa fue la intención declarada por él al escribir las Memorias del Oratorio y, por eso, el Sistema Preventivo que se fraguó en Valdocco junto a los jóvenes que habitaban aquella casa es el faro que nos debe guiar para orientar la vida de cada una de las nuestras.
Esta es la razón por la que las Buenas Noches de este curso estarán dedicadas a recordar algunos elementos del Sistema Preventivo que expresan ese espíritu salesiano que queremos cuidar en nuestras relaciones personales, en el ambiente de nuestras Casas, en nuestro estilo pedagógico y en nuestra vida y propuesta espiritual.
Os invito a conservar nuestro tesoro y a ser memoria de un carisma educativo y de una propuesta de santidad juvenil. Tal y como hizo Don Bosco al escribir en la recta final de su vida a D. Cagliero y a D. Costamagna, os animo a todos vosotros a hacer del Sistema Preventivo nuestra característica, para que así, el espíritu salesiano se manifieste con el ejemplo de nuestra vida y se perciba en el ambiente de nuestras Casas.
Un fuerte abrazo.
Inspector SSM
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