Medios y buenas noticias hay en todas partes.
Importa hacer una aclaración: no hay que confundir lo real con la noticia.
Noticia es lo que se anuncia. La realidad es más amplia. Algunos confunden la realidad con la noticia. Son los que piensan que solo existe lo que sale en los periódicos o en la televisión.
O los que dicen: si no estás en internet, no eres nadie. Pero la realidad es más amplia de lo que se publica. Se publica lo que al publicista le interesa que sea conocido.
Todo lo que decimos está, de una u otra forma, marcado por nuestros intereses.
Una vez dijo un periodista: yo no publico lo que quieren mis jefes, sino lo que los lectores quieren leer.
No se confundan: lo que los lectores quieren leer, es lo que los jefes quieren que se publique. De esta forma venden más periódicos. Y así ganan dinero. El dinero, ese es el interés de muchas noticias.
Cosas buenas hay en todas partes. Pero no todo lo bueno “vende”. Sólo se publican las cosas que venden. Y vende lo que resulta extraño, lo que no es habitual.
Cuando lo que llama la atención se convierte en habitual, ya no es noticia. Pero precisamente entonces es cuando el bien ha logrado su objetivo. En este sentido lo deseable es que el bien deje de ser noticia, porque se ha convertido en algo habitual.
Por otra parte, a veces no interesa dar publicidad a algunas cosas, precisamente para no estropearlas. Hay lugares en donde la discreción es condición para hacer el bien.
En China continental hay seminarios clandestinos; si alguien quisiera salir en la prensa, podría contar las mil peripecias que hay que hacer para llegar a esos seminarios y las mil dificultades que hay que sortear para dar las clases.
Pero entonces, la noticia sería perjudicial para ese profesor y para los jóvenes chinos que quieren vivir entregados a Cristo. La noticia les llevaría a la cárcel.
Otras cosas, cuando se dan a conocer, encuentran un principio de arreglo. En un país en el que los campesinos sufren muchas injusticias. Darlas a conocer, ayuda a paliarlas.
Quizás lo primero (el curso de teología en China) es una buena noticia. Lo segundo (el maltrato a los campesinos) es una mala noticia, pero se convierte en buena cuando hacemos una denuncia profética de esta situación; la denuncia, detiene el mal y lo convierte en bien.
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