Buenas noches Septiembre de 2023, a mis hermanos salesianos y a todos los miembros de nuestra Familia Salesiana.
Contemplándome cada vez más desconcertado en mis preguntas y respuestas, hizo señas para que me acercara a Ella y, tomándome bondadosamente de la mano, me dijo: ¡Mira!.
El sueño de los nueve años fue para Juanito Bosco el inicio de su historia vocacional.
La alegoría narrativa se repitió varias veces en su vida, en una búsqueda continuada de cómo hacer realidad las palabras y las imágenes que de niño había contemplado.
Doscientos años después, este sueño enmarca el curso que estamos iniciando y va a acompañar cada mes esta sencilla reflexión con la cual quisiera llegar al corazón salesiano de todas esas personas que se sienten continuadoras de este sueño.
Saber mirar lo que está pasando es una actitud indispensable para poder aprender y para poder educar.
Hay veces que nuestra mirada está condicionada por nuestras historias personales, por heridas, cansancios o desgastes hacia otras personas con las que vivimos.
Hay veces que no somos capaces de mirar al otro con profundidad y nos quedamos con esa fotografía fugaz, tan del gusto de esta sociedad de la apariencia.
Educar nuestra mirada es la primera invitación para este curso que em pieza. María acogió con ternura a Juanito de la mano y le enseñó a mirar, le enseñó a abrir los ojos para que su desconcierto, sus temores y sus dudas, no le nublaran la vista.
Necesitamos educadores que sepan ver las necesidades que hay en el corazón de los jóvenes para poder así, ser una fuerza de bien que contribuye un crear un ambiente educativo.
Nuestras casas tienen que estar habitadas por personas que saben mirar con los ojos de Jesús y no permiten que los conflictos o las heridas del pasado, sean más fuertes que el poder de la compasión y del perdón.
En una época maraca por el individualismo y por muchas situaciones que generan desorientación e inseguridad a nivel emocional, espiritual, vital, el sueño de los nueve años nos invita a dejarnos educar nuestra mirada para saber ver lo que el otro necesita.
Estamos en un tiempo de búsqueda, no tenemos todas las certezas y por eso, también, nosotros necesitamos sentir que la Maestra nos coge de la mano y nos enseña con cariño y dulzura a saber mirar.
Educando nuestra mirada podremos ser educadores de la mirada de los demás.
Un fuerte abrazo.
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