Estar como una regadera, una función muy salesiana.
En el patio interior de nuestra casa, en una de las esquinas, hay una regadera.
¿Para qué sirve la regadera? ¡Para qué va a servir!, ¡Para regar!
Una regadera necesita esencialmente un brazo que echa el agua por su extremo unido a un caldero cerrado por la parte de abajo, para que el agua se pueda depositar dentro.
Mira tú por donde nuestra labor de las personas que formamos la Familia Salesianas es “estar como una regadera”.
Es ir por la vida regando: en la familia, en el cole…; donde no haya calor o haya tristeza; o alguien necesite algo…
Yo riego, yo doy, yo comparto, yo escucho, yo valoro, yo empatizo… ¡Como una regadera!
En nuestro patio interior de Santiago hay diversas plantas de diferentes especies y tamaño.
Esta tarde las estuve regando ¡Ajá!
Cada una tiene diversas necesidades; unas piden más agua, otras menos; unas mejor al amanecer, otras al atardecer…
Para poder regar es de “Perogrullo” que he de llenar antes la regadera de agua.
Un grifo en el mismo patio favorece esta elemental operación.
¿En qué Fuente llenamos nuestra “regadera”?
Al terminar de regar me lavé las manos y me fui para celebrar la eucaristía en la parroquia.
Ahora, a ser tú allí la regadera, me dije.
A procurar “ser como una regadera”. Que se deja llenar del Agua Viva… para después poder regar con sencillez y amor.
Me quedo con aquello de “Yo quiero andar como regadera”.
¿Y tú?
Don Bosco sí que estaba como una regadera.
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