Mañanas de domingo, 9 de octubre de 2016
El vino alegra el corazón del hombre (Salmo 104,15).
Las primeras horas del domingo recogen los excesos de la noche del sábado, infinita, mareada, revuelta.
La mañana del domingo es tiempo de verdades sueltas, sin mordaza, de verdades nítidas entre vapores espesos que liberan la palabra y enardecen los vocablos.
La mañana del domingo reconcilia el descanso con algunos de sus sospechosos efectos. Y todo ello como un elemento más del vivir de algunos sujetos que a esta hora intentan volver, no se sabe si a su casa o a las andada, que, algunas veces, es lo mismo.
¡Acompáñame, compañera! No disimules; cambia la lechera por la botella de whisky y el cubata de ron. No sabes lo que te pierdes. Y tú, mirón, siéntate aquí un rato conmigo. Deja que te cuente la vida, porque tú no tienes ni zorra idea de lo que es vivir, que te lo digo yo…
Tómate otra conmigo antes de que desaparezca. Tengo a toda la familia esperándome: unos con los ojos repletos de ira, otros con un jarro de agua fría y otros con el desprecio más grande que he visto en una cara. Mi vieja reza para que no regrese así… Pero que me quiten lo bailado.
He pasado una noche de película sin ir al cine. Ha habido de todo; no te asustes ni te extrañes porque la noche es muy larga. Es el fruto de una semana de trabajo duro y sin rechistar…
¡Un trabajo acorde con mi profesión! Reparto licores y bebidas por los establecimientos, bares, restaurantes, cafeterías… Como ves, trabajo en lo que me gusta… No muchos pueden decir lo mismo.
¡“Non te deixes atrapar; o alcohol non mola, amola”!
Eso no es más que una frase de alguien que no sabe lo que escribe, que no tiene experiencia. Yo no me dejo atrapar por el alcohol; soy yo quien tiene atrapado a ese señor. Lo volatilizo en un santiamén.
Quien diga que el vino fastidia, no ha entendido nada de la vida.
“El vino alegra el corazón del hombre”, ya lo dice la Biblia y lo han afirmado todos los hombres importantes: “En el vino, la verdad”. Déjate de bobadas…, haz experiencia conmigo y luego hablamos… ¡Atrévete!
¿Y la familia? ¡La familia está de acuerdo! Ahora voy a dormir la mona. Es la manera de no molestar a nadie, ni que nadie me moleste. Me paso todo el día durmiendo y descansando para ir mañana al trabajo como una rosa.
El resto de los días es un guirigay. Que si la suegra, que si la comida, que tienes que venir más temprano, que si el niño no para, que el colegio…
Déjame descansar el sábado por la tarde y el domingo, como si no existiera, para que pueda sobrevivir de lunes a viernes.
Algún solitario peatón tapaba sus oídos y apretaba el paso como huyendo del instante. Y las palabras resonaban en la calle rompiendo un desacostumbrado silencio…
Como siempre, Isidro genial.
Muchas gracias.