Buenas noches abril de 2025

Autor: Fernando García Sanchez
On 4 abril, 2025

Buenas noches abril de 2025.

A mis hermanos Salesianos y a todos los miembros de nuestra familia salesiana.

Dentro de unas semanas volveremos a vivir la Semana Santa.

La habitual expresión de religiosidad popular nos ayudará un año más a contemplar el acontecimiento central de nuestra fe, pero el misterio Pascual no puede circunscribirse solo a una semana del año.

Cada día, el misterio de la Pascua puede irrumpir en nuestra existencia cotidiana para transformar en vida los signos de muerte, para descubrir la fuerza de Dios que salva desde la debilidad, para unirnos a esa increíble historia del poder de Dios que desde la Cruz de Jesús nos manifestó su manera de salvar al ser humano, para pasar de la muerte a la vida.

Dios no hará que desaparezcan las cruces de nuestra vida, pero podrá transformarlas y darles un sentido: a la soledad, al dolor físico que causa la enfermedad y al dolor emocional generado por tantas situaciones relacionadas en las que nos sentimos maltratados por las personas.

Las cruces de nuestra vida

La desorientación, la incertidumbre, la tristeza o la angustia, son cruces no elegidas y en ocasiones provocadas por los demás, que necesitan ser convertidas en lugares de salvación por un Dios experto en humanidad.

Contemplar el misterio Pascual es hacer silencio para acoger la actuación discreta de Dios que expresa su poder desde la debilidad para así acompañar a quienes somos débiles.

Es invertir los cánones de poder, de influencia y de dominio que manejan los seres humanos para descubrir la fuerza del servicio, la humildad y la obediencia.

Este misterio es una fuerza de esperanza y de paz, que nada ni nadie podrá quitarnos.

Ya lo decía Pablo a los cristianos de Corinto: “los judíos exigen signos, los griegos buscan sabiduría. Pero nosotros predicamos a Cristo crucificado. Escándalo para los judíos, necedad para los gentiles.

Para los llamados -judíos o griegos-, un Cristo que es fuerza de Dios y sabiduría de Dios.

Ese es el fundamento de nuestra esperanza, la causa de nuestra alegría, la razón de nuestra paz interior.

Ese ese es el misterio de la Pascua, que es algo mucho más profundo que una manifestación popular o una celebración litúrgica: es la presencia discreta, humilde y poderosa de Dios en el corazón de cada persona para seguir actuando su salvación.

Un fuerte abrazo

Fernando

Fernando García Sánchez Inspector SSM

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