Viaje en el tiempo al paisaje natal del Padre Hermida, el primer salesiano español.
Aficionado como soy a frecuentar la hemeroteca histórica y a sumergirme -sobre todo- en la hemeroteca rural, que es un fértil repositorio de la microhistoria popular, la semana pasada me di un chapuzón en la Hemeroteca Dixital Galega para indagar en los orígenes miñoranos del Padre Hermida y buscar las primeras menciones que le dedicó la prensa local.
El buscador me remontó a mayo de 1944, cuando El Pueblo Gallego le dedica varias reseñas con motivo del cincuentenario de la llegada de los Salesianos a Vigo y los actos de consagración del templo de María Auxiliadora, con un homenaje nacional al padre Hermida, «primer salesiano español», que fue párroco de Camos y Couso a finales del siglo XIX.
El homenaje
El homenaje consistió en una peregrinación a la parroquia de Morgadanes, con traslado a Gondomar en «trenes especiales» -que debían de ser tranvías-, desde la estación viguesa de Calle Uruguay («un tren para los niños del Colegio y otro para los exalumnos y sus familias»), y a la que se sumaron medio millar de romeros a pie desde Gondomar.
El artículo más extenso lo firma el periodista Benedicto Conde (Bene) el 6 de mayo, y en él hace una larga descripción de la aldea, incluyendo fotografías de la familia del Padre Hermida y de su casa natal, con concentraciones multitudinarias frente a la «eira» de la casa.
Peregrinaciones
Más de una vez oí hablar de las «peregrinaciones» que cada 25 de julio se celebran a la ermita de Vilas, en Morgadanes, como nieto de un antiguo alumno y como sobrino de otro, Rafael Martínez Sidrach-Cardona, actual presidente de la Asociación de Antiguos Alumnos Salesianos de María Auxiliadora.
Como además la vida del Padre Hermida ha quedado bien reflejada en la biografía escrita por el salesiano Aureliano Laguna Vegas, me pareció que la hemeroteca podía aportarnos un nuevo contexto.
Las inmersiones en una hemeroteca histórica nos permiten viajar en el tiempo y contrastar cómo nuestros paisanos miraban y admiraban, con la actualidad de aquella época, los mismos paisajes que hoy heredamos y que nuestra cultura tanto menosprecia.
También tiene valor por cuanto nos acerca a la experiencia que debió de tener allí el propio Padre Hermida cien años antes, pues salvo por la irrupción del coche de línea y de contados automóviles, poco habría cambiado el paisaje agrario.
El artículo de Bene
El artículo de Benedicto Conde dice: «Entre los lugares de maravilla que abundan en nuestra comarca, se encuentra esta deliciosa aldea de Morgadanes, del Arciprestazgo del Miñor, verdadero rincón de ensueño que corona el valle y extiende su mirada sobre el mar de Bayona, después de haberse deleitado en la contemplación de un paisaje de fantasía, todo él bordado por manos labradoras que cultivan una propiedad atomizada en la última expresión del minifundio; si bien antieconómica, extraordinariamente beneficiosa para el arte paisajista.
En un dibujo caprichoso de la Naturaleza, esta aldea aparece tallada en la ladera del monte en una extensión de más de cinco kilómetros de radio que, a manera de cola de pavo real abierta, desciende hasta las llanadas de Gondomar y hacia las grandes playas de la Ramallosa, Bayona y Lourido (…).
Realizamos una visita a este lugar en estos días de Primavera, en que aparece el valle lleno de los afanes de los labradores, que aran la tierra para la siembra del maíz, base del pan y de la alimentación pecuniaria. Abundan las viñas y los centenares (…) Una gran profusión de manzanos en flor realza extraordinariamente la belleza de este bellísimo tapiz enmarcado entre montes poblados de pinos, siempre verdes y rumorosos.
Mil cuerdas de aguas cantarinas de regatos y arroyos descienden de las cumbres, saltando en brillantes cascadas o culebreando por los márgenes de los campos para verter su canción en el Barxa (…).
Aquí nació
En una de estas casitas, situada en uno de los núcleos de mayor numero, y en una de las partes más elevadas de la aldea, nació el primer salesiano español, compañero y discípulo de San Juan Bosco, el P. Manuel B. Hermida, niño saltarín de estas corredoiras, cultivador en su niñez de los «sucalcos» en que está escalonada la tierra de pan y de hortaliza…».
Conviene recordar, para rematar, que aunque el paisaje agrario cambiara, el natural está prácticamente intacto, y que las vistas que ofrecen los montes de Morgadanes y del Val Miñor, siguen siendo dignas del elogio de «Bene» y de la impresión que inspiró a los pioneros salesianos.
Los interesados pueden consultar estos artículos en la web de la Hemeroteca Dixital Galega: Galiciana, en la pestaña «Consulta», introduciendo entre comillas «padre Hermida» y filtrando los resultados, si se quiere, entre un rango de años. La herramienta es también muy útil para cualquier aficionado a la investigación histórica o genealógica.
Alberto Pereiras
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