El retiro en el Seminario Mayor San José de Vigo, se desarrolló según estaba previsto el sábado 17 de septiembre.
Ya desde las diez se reunieron los más madrugadores cerca de la puerta de entrada.
Poco a poco fueron llegando todos, hasta los veinticuatro que nos habíamos comprometido.
Sobre las 10 entramos en el salón de actos donde tendrían lugar las meditaciones.
Al entrar ya estaban Luciano y Jardón, junto con Angel, el Rector Mayor, tratando de conectar el ordenador a la gran pantalla.
El Primer obstáculo del día: el sonido no funcionaba.
Después de varias probaturas, se conectaron dos altavoces directamente a la computadora.
Y pudimos comenzar, a las 10,55.
“Tenemos tiempo” decía con toda la calma Luciano, nuestro delegado.
Enseguida con voz suave y gesto tranquilo nos habló de la necesidad de reflexionar, de participar, conforme al trípode: escuchar, reflexionar y compartir.
Así nos preparó para hacer silencio interior, tratando de escuchar allá en lo más hondo de nosotros mismos la propia conciencia, pues ahí es donde Dios nos habla.
A continuación expuso a través de un video varias palabras: “Yo”, “ego”, “amor”, “perdón”, “humildad”, “confianza”, “Jesucristo”, etc…
Ahí hubo unos minutos en que compartieron los asistentes sobre las palabras planteadas.
A las doce hicimos un descanso. En el comedor nos pusieron una mesa con platillos de queso y chorizo, con agua, cervezas y Coca-Cola.
Cuando quisimos reanudar las charlas, volvimos a tener problema con el sonido. Perdimos mucho tiempo, y al final tuvimos que hacerlo sin música.
Nuestro delegado tuvo que acortar pues la hora de la comida llegó enseguida.
Poco después de las 14,30 accedimos al comedor. En la mesa alargada nos esperaban unos platos de queso y jamón de aperitivo.
Ángel apareció después con bandejas de ensaladilla con pasta. Apenas sonaban las voces entre el ruido de los tenedores.
De segundo nos sirvió jamón asado con patatas y de postre tarta de queso y brazo de gitano.
Para rematar, nuestro presidente, Rafa, fue sirviendo una bebida “ardiente”, que nos convirtió en pequeños dragones.
Después de la foto de grupo, en torno a una fuente, nos reunimos en la bonita iglesia del Seminario para la Eucaristía dominical, oficiada por Luciano.
A su finalización, cada uno partió para su hogar con el buen sabor de unas horas de convivencia y retiro en buena compañía.
Así fue el Retiro en el Seminario.
Si lo enriquecéis con vuestros comentarios y recuerdos, miel sobre hojuelas.
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